miércoles, enero 24, 2007

"Ojalá que pueda ser el que fui hace un par de años”

Perri confiesa que la larga inactividad lo perjudicó porque "uno pierde la confianza". Y apura su puesta a punto en cada entrenamiento en Mar del Plata.

Yo miro a mi vidriera, que es Nirvana. Los demás que se refuercen como puedan y quieran. Yo aquí veo un gran plantel, con mucha juventud". Juan Manuel Perri no pasa nunca inadvertido en esta ciudad. En la calle San Martin la gente se le acerca y lo mima. Los que llegan al predio del ejercito naval (donde el plantel se entrena) van por un autógrafo apenas lo ven. Si bien aquí el líder es Tato, capitán, jefe del grupo, hombre en el que descansan las palabras más elocuentes de Enrique Estrampes, el regreso de Perri ha sumado cosas importantes al plantel. Y el cariño está intacto. Colgaron una bandera en la sede el día de su retorno. Decía: "Fumemos la PIPA de la paz". Y aquí lo buscan hasta en el medio del mar para saludarlo con afecto y desearle lo mejor.

—¿Este mundo de Nirvana se parece al hace años atras?

—Cada ciclo tiene sus características propias. A pesar de que el club, la infraestructura y las caras viejas siempre están. Pero ahora hay otro técnico, otros compañeros, otro torneo y un desafío nuevo. A parte se nota que el club crecio demasiado.

—A diferencia de Adriano Ramos, Enrique Estrampes es alguien con mucha historia como jugador en Nirvana ¿Esto se nota en el día a día?

—Se sabe que Quique acá fue un jugador muy consagrado. Un referente de toda la gente de Nirvana, que ha salido campeón. Con Adriano tienen algo en común, los dos son gente del club, la diferencia solo es generacional. Seguro que el hincha de Nirvana que lo ha visto jugar a Quique lo tiene como un ídolo. Tiene una espalda ancha.

—Son de perfiles diferentes ¿En el jugador qué gravita más, alguien que habla mucho o alguien con perfil bajo?

—El jugador tiene que saber acomodarse a lo que quiere cada director técnico. Acá ahora estamos bien, cómodos. Cada uno tiene su estilo y hay que respetarlo.

—¿Alcanzó esa charla con Quique el día de tu retorno para poner las cosas en claro?

—Más que nada, en ese diálogo Quique me dio la bienvenida. Me dijo que trate de transmitirle al grupo algunas cosas y me dio su posición. Lo que él pretende.

—¿Qué te pidio?

—Me dijo que mantenga mi estilo pero me pidio que me retrase un poco, el no va a jugar con enganche por lo menos por ahora y quiere que lo ayude a Tato en la recuperación del balon para salir rapido de contra. El cree que con el doble cinco vamos a tener mas tiempo la pelota y eso nos hace protagonistas. Confia mucho en el trabajo que podamos hacer con Tato, vamos a tratar de devolverle con juego la confianza que nos deposito.

—En los partidos se te vio intacto para cortar, quitar y dar el primer pase. Pero te cuesta volver cuando ataca el rival ¿Eso lo podés revertir?

—Yo reconozco que me está costando. El año anterior no se dio en la forma que yo esperaba. Estoy muy concentrado en tratar de lograr una buena preparación física. Se que me va a costar, pero son muchas las ganas. Este no era mi puesto pero tngo que sacarme el sombrero y reconocer que Quique me encontro la posición.

—Nunca hablaste de tu salida de Nirvana ¿Tenés algo para decir o es un pasado que no querés reflotar?

—Evidentemente, en este medio, decir un poco como son las cosas realmente te puede jugar una mala pasada. Ya está. En su momento traté de darle un bajo perfil. Las personas que hablaron de mi salida del club fueron las que a uno les gusta escuchar: mis compañeros. Si yo dejé un buen recuerdo en ellos, estoy muy tranquilo y satisfecho. Eso es lo mejor para mi, que la gente que ha compartido un vestuario me lo reconoce. El sabor amargo quedó porque me tocó irme en un momento no querido. Fue una salida obligada.

—Vos volviste y la gente te rinde tributo ¿Vas a usar ese saldo a favor?

—Yo quiero estar bien para pelear el campeonato. Quiero que se arme un buen plantel. En lo personal, se que con la gente nos identificamos. Si tengo un crédito trataré de utilizarlo para el bien del equipo. En este momento de mi vida quiero un Nirvana protagonista, sera por eso que me siento identificado con Quique.

—¿No haber jugado casi un año te afectó en lo anímico?

—Seguro. Como jugador te hace replegar. Uno pierde un poco de confianza. Cualquier jugador necesita un respaldo y es mi caso. Ojalá se pueda ver un Pipa como se vio hace un par de años.

—Si se te da convertir algun gol en el comienzo del campeonato ¿Cuál va a ser tu reaccion?

—Ja. No lo se. Ojala pueda convertir, y seguramente el gol sera dedicado a todos aquellos que confiaron en mi y que supieron respaldarme.

Queda claro, la cicatriz no es honda. Perri parece ser un hombre que antepone el pensamiento a la acción. Por eso, mientras corre como loco, sueña con un Nirvana mejor.

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